LA COCA DE SAN JUAN

 LA COCA Y EL SAN JUAN



 

Una de las primeras celebraciones que viví en Catalunya fue el bonito San Juan, como era tradición no solo en Catalunya sino en toda España; una fiesta un poco pagana celebrada con un hoguera que se enciende cerca de las playas, y en la cual se queman los deseos, listos por cumplirse en el año por venir.

El deseo se le cumplió al Jordi flipante, más que a los otros. El encontrar una pareja que acolitara todos sus deseos. Una aprendiz de cocinera, con la que probó la realización de la famosa «coca de San Juan»; como lo oyen, allí se maneja el término «coca» (pero no la que se aspira). Es una especie de pan o pizza, con relleno de crema inglesa, frutas y piñones. La chica que conoció a Jordi flipante, era de la tierra de la coca. En una de sus incursiones culinarias, quiso probar la realización de este famoso pan, tradición en su tierra. Para ello llamó a la persona más capacitada en postres, que tenía en ese momento en su establecimiento.




Cómo no, era la hermosa morena de ojos verdes y mirada profunda, la joven que hacía poco había solicitado una oportunidad en su restaurante. La verdad era que tenía una muy buena sazón y era tan dulce y adictiva como sus postres, ambientados con canciones románticas, con una muy hermosa y melodiosa voz. Su Especialidad sí eran los postres, y no cualquier postre, sino la línea erótica… Y así lo dio a conocer, cuando en lugar de coca de Sant Joan, para lo cual Jordi se esforzó en conseguir los famosos piñones, hizo una hermosa vagina («cuca») de chocolate, rellena de crema catalana, con frutas confitadas y fresas, y, cómo no, con Xocolat/chocolate.

Exquisito de sabor, pero nada adecuado para los comensales citadinos, medio mojigatos que asistían alí restaurante aquel día. Un escándalo total, que le tomó un cabreo como nunca a nuestro Jordi. Pero que, en definitiva, fue un punto de anclaje de Jordi a la tierra, y a esta hermosa y exótica colombiana.

Desde aquel día la cita se daba, todos los jueves, para enseñar a preparar los postres catalanes a la colombiana, y, entre la mezcla de harinas, huevos, leche y mucha mantequilla, surgían los postres más eróticos, con frutos exóticas de temporada… Como la fálica banana Split bañada con chocolate y que emanaba leche condensada al succionarla. Fue así como lograba extraer cada esencia de su ser, y ponerlo con cada una de sus creaciones.

Los labios mayores y menores de una naranja jugosa de la que, al oprimirla, surgía crema inglesa con naranja y amaretto… Y así muchos otros ejemplos, fueron las creaciones únicas que nacían del intercambio cultural y otras cosas, y que, en definitiva, no podían salir a la luz de los comensales. La idea de la gastronómica morena era abrir un sitio exclusivo para sus postres... Pero, en realidad, en aquella sociedad mojigata y de pueblo tercermundista, no era nada sencillo de lograr.

Con este intercambio cultural, la relación se consolidó al cabo de los pocos meses. Y fue así cómo, a su manera, le propuso ser la única degustadora de su plato estrella y el despertador matutino del pajarito.

Así duró el idilio amoroso, hasta que llegó la pandemia, transformando todo en un desastre. No solo fue la mayor crisis de nuestra época, sino de la historia de nuestro Jordi flipante. Las medidas sanitarias obligaron a la mayoría de los establecimientos y, en especial, a los de comida, al cierre de sus puertas, y nada más conocido que el famoso refrán de que «cuando la necesidad entra por la puerta, el amor sale por la ventana», fue partícipe de que a nuestra protagonista le surgió una oportunidad única de realizar un curso en Europa, de postres y chocolates. Bueno, al menos ese fue la razón que le dio a nuestro Romeo —diré Jordi—. La verdad era que no había podido sacar de su cabeza al profesor francés que conoció en su paso por la escuela gastronómica. Y cuando le ofreció pasar la pandemia en su buhardilla en Francia con todos los gastos pagos, el corazón pudo más que la razón y el deseo… Además, por supuesto que allí podría dar rienda suelta a su idea innovadora y a su pasión sexi-sensual-erótica.

Con el paso de los meses, y los años, las esperanzas de que retornara su amada se desvanecieron, dejando a nuestro Jordi, en un desánimo capaz de cortar la leche de cualquier postre… Durante este tiempo, sacó de su menú su plato estrella: la famosa crema catalana.



Al ver hundirse la barca, pensó en volver a su pueblo natal, pero pudo más el orgullo, y la imagen nefasta de que lo vieran llegar con el rabo entre las piernas. Entonces, se encerró en su mundo interior a morirse en vida, con la esperanza de que el COVID tocara su puerta y acabara con su vida, no contando con que tenía la protección, no demostrada, pero estoy casi segura, que dan las maticas de María. Así que terminó aferrado a ella como única tabla de salvación en ese momento y al amor que le tenía a la gastronomía y su restaurante.

Se dedicó a la panadería y a crear nuevos platos, volviéndose un experto en Pan pages, y, con las especies dadas por las huertas caseras, hizo una aparición más orgánica y acorde al medio, que le permitió salir de la tempestad. Definitivamente, la pasó, muy mal, nuestro Jordi flipante, en su aterrizaje forzoso a la realidad.

Sin embargo, optó —como el mejor de los marinero expertos— por lidiar con la tormenta, entregando el local inicial, y promocionando el corrientazo (plátano, arroz y papa, y verduras muy abundantes en el nuevo mundo y que él conocía muy bien como el calabacín, la berenjena, y granos como los fríjoles, los garbanzos, las lentejas… Y jugos de frutas… Aprendió algo del ingenio indígena, de ser innovadores innatos y no dejarse morir, al menos de hambre, y para que llegaran un mayor número de comensales. En una soledad casi absoluta, solo con la compañía de su compañera de viaje que se había traído inteligentemente de España. Ya para cuando su amada saltó de la barca, solo dos quedaban en ella; los 10 miembros de su equipo fueron desertando uno a uno, sin necesidad de despedirlos.


 

COCA MB CEBA y COCA DE PATATA...ANTOJITO CATALAN



En las  épocas  de  crisis, en países "industrializados", la  nutrición  también  es una  prioridad  , hablando  con un Pajès ( Un campesino),compartió  un truco  que  tenia  su  madre  durante  la  guerra  de  España, era  el  Pan  mojado  en  aceite  de oliva  y  con un vino tinto.  Sabiamente   se  mezclaban  los  alimentos  de la  cadena  alimenticia.

La coca   , es  una  preparación con pan, en los pueblos  catalanes  el intercambio de  productos   se realizaba   antiguamente, los  cuales  se  llevaban  al  panadero  a cambio de  una porción de la misma, como  resultado  esta  tradición  Catalana.  

INGREDIENTES
PARA LA MASA

  • 1.½ kilo de harina
  • 2.1 vaso de agua
  • 3.½ vaso de aceite de oliva suave.
  • 4.1 cucharadita de sal
  • 25 gr.de levadura fresca de panadero


PARA EL SOFRITO
  • 4 cebollas grandes Cabezonas
  • 2 latas de atún
  • 2 huevos
  • Orégano
  • Sal
  • Aceite de oliva
  • PREPARACION

Disolvemos la levadura con el vaso de agua templado,Añadimos la sal y el aceite, y por último la harina.  Amasamos y ponemos en una llanda, untada con aceite de oliva.Extendemos bien la masa y la cubrimos con un paño hasta que doble su volumen. (1 HORA/HORA Y MEDIA)
EL SOFRITO
Picamos las cebollas y las sofreímos hasta que estén transparentes.Sacamos del fuego y añadimos el atún y el orégano.
y repartimos el sofrito por encima.

Batimos los 2 huevos como  para tortilla y repartimos por encima del sofrito. Horneamos entre 45/50 minutos hasta que esté bien doradita.


Vais a pecar.
Seguro.





Avui ja he tingut prou fent la coca, així que ahir vaig fer un pastis de patata per dinar.
PASTIS DE PATATA I TONYINA





- Quatre patates mitjanes.
- Un pot de tonyina.
- Tres pebrots del piquillo.
- Dos ous durs.
- Olives farcides.
- Sal, pebre verd, un polsim de pebre vermell dolç, orenga i oli d'oliva verge extra.

Posar a bullir les patates rentades i amb la seva pell en una olla amb aigua i sal. Depenent del tamany deixar coure aproximadament 1/2 hora.

Escòrrer les patates i deixar refredar.

Pelar les patates i trinxar-les amb una forquilla, com si fessim un puré.

Estirar aquest puré damunt un paper film.

Salpebrar, afegir una mica d'orenga i posar la tonyina pel damunt, unes olives farcides un ou dur i dos pebrots del piquillo talladets a tires i posar un polsim de pebre vermell dolç.

Amanir amb una mica d'oli d'oliva verge extra.

Enrotllar com si fos un braç de gitano i tancar be amb el paper film. ha de quedar ben apretat.

Ficar a la nevera 30 minuts.

Servir tallat a rodanxes.


1 comentario:

  1. Me gustaria ver traducción de la coca de patata, ya que no soy catalana

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